martes, febrero 17, 2009

UNA MUERTE DIFERENTE

Capitán "post mortem" Aldo Garrido

Acaban de matar no sólo a un hombre, sino al símbolo de lo que el pueblo sueña como meta de la sociedad. Apuntaron directamente al alma de la gente, a sus esperanzas, a sus reservas morales. Lo hicieron con tranquilidad porque se saben protegidos por sospechosas organizaciones "defensoras de los derechos humanos" en nuestro país...

Los organismos de DD.HH. en Argentina, salvando las excepciones que confirman la regla, responden a intereses opuestos a los de la población en general, pues sus esfuerzos tienden a proteger a la delincuencia en desmedro de la gente decente.

¿Cómo esperar otra cosa de quienes han delinquido codo a codo con los peores criminales? Decir "derechos humanos" en Argentina es como contar un chiste que no hace reír a nadie porque todos lo conocen.

Los descarados DD.HH. encabezados por activistas, varios de ellos guerrilleros en los setenta y ochenta, son pantallas de grupos organizados que con su prédica y acciones están sembrando confusión e injusticia en la vida de los argentinos.

Cada vez se difunden más mentiras provenientes de esas oscuras organizaciones, ya que "miente, miente... que algo quedará". Intentan lavar los cerebros de los más jóvenes y distorsionar los recuerdos de los más adultos, para que la verdadera Historia sea puesta en duda y al final la gente termine creyendo los sucios inventos de estos falsos defensores de los derechos humanos.

Hoy cayó a manos de la lacra amparada por las organizaciones hipócritas de DD.HH., un hombre ejemplar, un policía que se ganó con honradez, honestidad y vocación de servicio el amor y reconocimiento de la sociedad. Lo mataron como varios de los integrantes de esas organizaciones truchas de "derechos humanos" asesinaron en el pasado a cientos de personas inocentes.

El hampa mimetizada con el poder es un arma sumamente peligrosa y corrosiva de la que tenemos derecho y obligación de defendernos.

¿Hasta cuándo soportaremos tanta desfachatez, tanto engaño, tanta corrupción "legalizada"?

¿Vamos a quedarnos esperando que conviertan a nuestro país en un enorme cementerio repleto de muerte?

Se les ha ido la mano. Otra vez se dejaron seducir por la soberbia y arrogancia que los caracteriza. Nuevamente se imaginan dioses inmortales, todopoderosos, impunes, como lo creyeron cuando mataban a mansalva detonando explosivos en cualquier parte o atacando a tiros o con lanzagranadas sin piedad ni remordimiento.

Son los mismos psicópatas de ayer, aunque hoy visten de primera y se dicen "señores" y "señoras". Los mismos delincuentes, los mismos asesinos. Ellos cubren a los enemigos de la sociedad, en definitiva a sus iguales, mientras el pueblo cada día sufre más el flagelo del crimen.

La muerte del Señor Aldo Garrido ha roto el molde de la costumbre, del peligroso hábito o resignación que se estaba adueñando de millones de personas desamparadas.

Este crimen ha golpeado profundamente a la gente que sostiene con sus impuestos a tantos mediocres y corruptos que ocupan puestos políticos sin darle nada a cambio a la sociedad.

Un asesinato que será bisagra en la historia de nuestro país, porque despertará muchas consciencias dormidas y dejará al descubierto los verdaderos rostros y prontuarios de los falsos defensores de derechos humanos que tienen nada de "humanos" y menos aún de "derechos".

Señor Capitán Aldo Garrido, Q.E.P.D., su heroica muerte no habrá sido en vano. ¡Dios lo tenga en Su Infinita Gloria!

José Manuel Franc

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