jueves, diciembre 25, 2008

¿ ME DEJAS ENTRAR A TU CASA ?

Paisaje vivo"El que cree en mí, de su interior correrán ríos de agua viva"

Como el año pasado y muchos anteriores, hoy festejan mi nacimiento con grandes fiestas en mi honor. Llevan meses haciendo compras para la ocasión y casi todos los días han salido anuncios y avisos comerciales recordando la inminencia de esta fecha. Aunque se pasan de los límites, es agradable saber que por lo menos un día del año piensan en mí...

Ha transcurrido ya mucho tiempo de cuando comprendían y agradecían de corazón lo mucho que hice por toda la humanidad. Pero hoy en día, da la impresión de que la mayoría de la gente apenas sabe por qué motivo se celebra mi cumpleaños.

Por otra parte, me gusta que la gente se reúna y lo pase bien y me alegra sobre todo que los niños se diviertan tanto; pero de igual modo creo que la mayor parte no sabe bien de qué se trata.

Como lo que sucedió, por ejemplo, el año pasado: al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta, pero... ¿puedes creer que ni siquiera me invitaron?

¡Imagínate! ¡Yo era el invitado de honor! ¡Pero se olvidaron por completo de mí!

Resulta que habían estado preparándose para las fiestas durante dos meses y cuando llegó el gran día me dejaron al margen. Ya me ha pasado tantísimas veces que lo cierto es que no me sorprendió.

Aunque no me invitaron, se me ocurrió colarme sin hacer ruido. Entré y me quedé en un rincón. ¿Te imaginas que nadie advirtió siquiera mi presencia, no se dieron cuenta de que yo estaba allí?

Estaban todos bebiendo, riendo y pasándolo en grande, cuando de pronto se presentó un hombre gordo vestido de rojo y barba blanca postiza, gritando: "¡jo, jo, jo!".

Parecía que había bebido más de la cuenta, pero se las arregló para avanzar a tropezones entre los presentes, mientras todos lo felicitaban.

Cuando se sentó en un gran sillón, todos los niños, emocionadísimos, se le acercaron corriendo y diciendo: "¡Santa Clos!"

¡Cómo si él hubiese sido el homenajeado y toda la fiesta fuera en su honor!

Toleré aquella "fiesta" hasta donde pude, pero al final tuve que irme.

Caminando por la calle me sentí solitario y triste. Lo que más me asombra de cómo celebra la mayoría de la gente el día de mi cumpleaños es que en vez de hacerme regalos a mí, ¡se obsequian cosas unos a otros! y para colmo, ¡casi siempre son objetos que ni siquiera les hacen falta!

Te voy a hacer una pregunta: ¿A tí no te parecería extraño que al llegar tu cumpleaños todos tus amigos decidieron celebrarlo haciéndose regalos unos a otros y no te dieran nada a tí? ¡Pues es lo que me pasa a mí cada año!

Una vez alguien me dijo: "Es que tú no eres como los demás, a ti no se te ve nunca. ¿Cómo es que te vamos a hacer regalos?".

¿Sabes qué le respondí?: "Pues regala comida y ropa a los pobres, ayuda a quienes lo necesiten. Ve a visitar a los huérfanos, enfermos y a los que estén en prisión. Escucha bien, todo lo que regales a tus semejantes para aliviar su necesidad, ¡lo tendré en cuenta como si me lo hubieras dado a mí personalmente!" (Mateo 25,34-40).

Muchas personas en esta época, en vez de pensar en regalar hacen bazares o ventas de garaje, donde venden hasta lo que ni te imaginas con el fin de recaudar hasta el último centavo para sus nuevas compras de Navidad.

¡Y pensar todo el bien y felicidad que podrían llevar a las colonias marginadas, a los orfanatorios, asilos, penales o familiares de los presos!

Lamentablemente, cada año que pasa es peor. Llega mi cumpleaños y sólo piensan en las compras, en las fiestas y en las vacaciones y yo no cuento para nada en todo esto. Además cada vez los regalos de Navidad, pinos y adornos son más sofisticados y más caros, se gastan verdaderas fortunas tratando con esto de impresionar a sus amistades.

Esto sucede inclusive en los templos. ¡Y pensar que yo nací en un humilde pesebre, rodeado de animalitos!

Me agradaría muchísimo más nacer todos los días en los corazones de mis amigos y que me permitieran morar ahí para ayudarles en sus dificultades, para que puedan palpar el gran amor que siento por todos; porque no sé si lo sepas, pero hace dos mil años entregué mi vida para salvarte de la muerte y mostrarte el gran amor que te tengo.

Por eso lo que pido es que me dejes entrar en tu corazón. Llevo años intentándolo, pero hasta hoy no me has dejado.

Estoy llamando a la puerta de tu casa...

Si oyes mi voz y abres, entraré y me sentaré a tu mesa junto a ti...

¡¡¡Será el mejor regalo que me puedas dar!!!


Jesús

Adaptación de una historia publicada en: ACI Prensa

Etiquetas: , ,