martes, marzo 25, 2008

ACERCA DE LA EDUCACION (II)

Una pregunta simple como “¿Para qué sirve estudiar?”, no tiene una respuesta única, concisa...

Parte segunda. ¿Para qué sirve?

Formulada a unos cuatrocientos alumnos (es decir que estaban en el sistema), cuyas edades oscilaban entre diez y catorce años, las respuestas invariablemente fueron cuatro:

a) Para ser alguien.
b) Para tener un título.
c) Para trabajar.
d) Para aprender.

Un grupo minoritario contestó: Voy porque me obligan.

Esta misma pregunta formulada a unos veinte padres, contestaron:

a) Quiero que sea alguien.
b) Quiero que tenga un buen trabajo.

La apreciación que se infiere ante estas respuestas es que los alumnos y los padres consideran a la educación (instrucción escolar) como un tema económico. Muchos padres consideran al gasto de la instrucción escolar como una inversión a largo plazo.

Al preguntar a docentes sobre este tema, consideran que están forjando personas, equipándolas con elementos (matemática, lengua, biología, sociales, etc.) para que actúen en la sociedad. Uno contestó: la tarea docente es preparar dirigentes y dirigidos de calidad. El futuro de la sociedad depende de la instrucción escolar.

Desde ésta óptica se puede deducir que los docentes valoran su profesión desde lo social.

En resumen, estudiar sirve, según contestaron la mayoría de los que la reciben (alumnos y padres) para un fin económico, y los que la ofrecen (docentes) para un fin social. Es posible que los actores de la oferta y demanda educativa tengan razón, pero sólo parcialmente.

La instrucción escolar sirve para algo más valioso y trascendental. Conocer para qué sirve la instrucción escolar debe ser la base filosófica primordial para construir un sistema escolar, adecuándola a nuestra sociedad y teniendo en cuenta el momento de la historia en que se aplique.

Si analizamos las respuestas, nos revelará nuestra incapacidad como dirigentes de motivar a la niñez y juventud para estudiar.

Si tomamos las respuestas a) y b), ser alguien, tener un título superior, la cantidad de profesionales que emigran nos dice lo contrario. Si tomamos la c) la altísima desocupación reinante produce en los estudiantes y egresados recientes: frustración, humillación, desesperanza, que nos exime de mayores comentarios. Si tomamos la respuesta d) es evidente la pobreza de lenguaje y de conocimientos.

En la Argentina de hoy, una inmensa mayoría de chicos van a la escuela primaria para recibir un plato de comida, y a la secundaria por el viaje de egresados.

El desorden social que ha producido y producen las roturas de familias, el tremendo aumento de la desocupación, del hambre e inseguridad a límites intolerables, la corrupción que se denuncia a todo nivel, el auge de las drogas y la inmoralidad, hace que toda esta trama –expresión de la degradación humana– lleve a una escasa motivación para recibir instrucción escolar. No hay interés en ir a la escuela para “aprender”, además hay otras necesidades más urgentes como es el hambre.

El planteo “para qué sirve estudiar” podemos resolverlo con el siguiente razonamiento:

Los seres humanos pensamos, nadie puede librarse de pensar, ésta actividad la hacemos utilizando el lenguaje que hemos aprendido, que nos han enseñado.

El pensar está, entonces, en relación directa con la calidad del lenguaje.

Cuánto más rico, variado y preciso sea, mayor calidad tendrá nuestra ideación.

A mejor instrucción, mejor calidad de pensamientos, y esto nos dará la capacidad de discernir, de optar y de elegir, es decir de ser libres.

ESTUDIAR SIRVE PARA SER LIBRES

Juan Carlos Mazzera

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