sábado, mayo 20, 2006

CARTA DEL GENERAL SAN MARTIN

Cuando el estado nacional le dio la espalda a uno de nuestros ciudadanos más ilustres, pensé en nuestros próceres de ayer, los que murieron pobres y olvidados después de haber entregado todo a la patria. Imaginé que el Gral. San Martín, indignado y dolorido, le escribía una carta de apoyo y solidaridad a ese hombre que jamás fue escuchado por los burócratas del gobierno y que por ello perdió la vida. Los invito a leer las palabras que el General José de San Martín muy probablemente le hubiera escrito al gran patriota argentino René Favaloro...

Créame, apreciado compatriota, que mi dolor acompaña al suyo. Es una ofensa a la Patria el abuso que están haciendo de sus privilegios algunos líderes y dirigentes argentinos de diferentes partidos políticos e ideologías.

Unos, pretendiendo ser paladines de la nacionalidad y del honor, de la ética, la honradez y el progreso, ganan la voluntad de los electores y arriban a los espacios de poder para, una vez allí, olvidar en minutos lo que han prometido durante meses y entonces dedicarse a destruir lo que tanto nos ha costado conseguir. Mientras señalan con sus índices acusadores a representantes de otros partidos, cuando no del propio, ellos cometen idénticas o peores tropelías que las supuestamente realizadas por sus acusados.

Otros, en nombre de la libertad de mercados y de la globalización, cercan cada vez más a nuestro país haciendo peligrar la independencia que aún poseemos. Predican, como los anteriores, sin creer en sus propios discursos, entregados a la tarea de apropiarse de todo.

Y lo que más duele, querido doctor, es la traición y obsecuencia de los que ostentan las máximas jerarquías. Pero no les daremos el gusto a unos ni a otros, compatriota, porque el fervor está renaciendo en algunos corazones y en otros ya explota como llamarada de argentinidad, aventando los fantasmas de la entrega y la disolución.

Sí, amigo mío, a no dudarlo, la Patria existe y eso garantiza la viabilidad de un futuro luminoso para los argentinos, a pesar de las dificultades actuales. Todos unidos, viejos y jóvenes, padres e hijos, podremos vencer a los enemigos de nuestra amada Argentina, estrechándonos en una misma voluntad de Libertad y Justicia que nos permita recuperar ese patrimonio que jamás debió estar en juego: la Dignidad.

Los más maduros estarán felices de haber hecho lo necesario para asegurarles a sus hijos y nietos un futuro sólido y duradero, y los jóvenes podrán respirar con orgullo el aire de verdadera independencia que ayudaron a recuperar. Entonces, querido Favaloro, usted y yo no habremos vivido en vano, ni tampoco todos los que se ofrendaron para que Argentina fuera una Nación con mayúsculas.

Así que le pido, doctor, que se venga hasta acá, a compartir esta fuerte convicción que nos anima y para que pueda yo estrechar con calor su mano de patriota. Juntos, desde alguna cima cercana al sol, observaremos los cambios positivos que se desarrollen en nuestro país. Sonría, que muy pronto su inmolación tendrá el eco que usted imaginó secretamente, ya lo verá...

José Manuel Franc

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Publicado en La Bisagra el 17 de Agosto de 2000

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