sábado, enero 09, 2010

A LAS PATADAS

¿Constitución? ¿República? ¿Leyes? ¿Para qué? En un país donde el patoterismo y la ilegalidad se han adueñado del poder no es necesario respetar ninguna norma, pues todo se hace a las patadas...

En mis casi ochenta años de vida jamás he presenciado ni sufrido en carne propia tanta afrenta a las instituciones democráticas y a los derechos de los ciudadanos como desde que los K sentaron sus reales en la Casa Rosada.

Esta gente es violenta por naturaleza y prepotente por ejercicio. Mi hijo mayor, profesor de Derecho Constitucional desde hace décadas, ha decidido irse de nuestra querida tierra natal porque no puede continuar enseñando en las aulas lo que el gobierno desconoce y viola constantemente. Tanta mediocridad y salvajismo es demasiado castigo para este bendito pueblo repleto de cachetazos.

¿Qué mensaje les baja el gobierno a los jóvenes?: "No respeten las leyes; hagan lo que quieran; recurran a cualquier método para concretar sus propósitos; todo vale con tal de ganar; la única verdad es la de ustedes; nunca reconozcan sus errores y endílguenselos a sus adversarios; sean muy ambiciosos y no se conformen hasta abarcarlo todo; desprecien y descalifiquen a quienes no compartan sus ideas o las critiquen; persigan y destruyan a sus opositores; al mundo se lo conquista a patadas".

Que la buena educación no siempre se relaciona con los títulos universitarios es una verdad tan grande y desagradable como los bigotes de un alto funcionario del Poder Ejecutivo Nacional que no para de hacernos sufrir con su cháchara y exabruptos de pésimo nivel.

Ese señor tan desubicado es la expresión grotesca de la realidad política que tanto mal nos está provocando a los ciudadanos comunes que sostenemos, con nuestros esfuerzos y sacrificios, los privilegios que ellos, los que gobiernan a las patadas, están disfrutando.

Mi hijo se va a un país donde las normas se cumplen y las reglas de juego se respetan. Como él marcharán otros al autoexilio, porque el hartazgo es muy grande y no es justo soportarlo para darle el gusto a unos pocos prepotentes caprichosos sin límites ni grandeza que han asaltado el poder.

Todo pasa. Estas tristes experiencias serán recuerdo dentro de poco y nos habrán abierto los ojos para no equivocarnos nuevamente. Confío en la Suprema Justicia de Dios y alimento la esperanza de que los verdugos de la Democracia paguen por sus excesos.

Que a pesar del gobierno podamos encontrar en el 2010 la Paz que tanto necesitamos.

José Manuel Franc

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