miércoles, septiembre 17, 2008

¿ SOMOS CIVILIZADOS ?

No hemos sabido, ni reclamado, ni deseado instalar en la sociedad una política democrática. Tampoco se pacificó la violencia, se la usó frecuentemente para fines no establecidos en las leyes...

El deterioro ético social, el aumento de la desigualdad, el empobrecimiento y reducción de la clase media, la falta de fuentes de trabajo y servicios para la clase trabajadora ha sido un cruel despertar a la realidad.

Los caudillos políticos insensibles a todo ello, no permitieron su renovación y solo procuraron mantener sus posiciones, digitando las formas para mantener las representaciones políticas en sus manos o en las de sus afectos y eternizar las prebendas legitimadas por ellos mismos.

Los medios de difusión, con grandes títulos, pocas verdades o medias verdades, editoriales con palabras complejas fuera del entendimiento de mayorías y generalmente eludiendo los grandes problemas éticos han expresado algunas disconformidades, solamente en letras pequeñas y en páginas escondidas.

Los argentinos nunca alcanzamos ese llamado “primer mundo”, título que parecería no nos interesó en demasía y que tampoco se interpretó bien lo que, para nosotros, quería significar.

A pesar de todo, unas décadas atrás teníamos un proyecto de personalidad afirmándose. Imperfecto, como todo lo nuevo, pero propio.

Cuando en el campo de las ciencias, las letras, las técnicas y las artes se comenzaban a disfrutar de buenos y crecientes valores, una clase ambiciosa de poder político actuó:

· Provocando intolerancias hacia los ilustrados y las ideas diferentes.

· Separando y no dando opciones a los intelectuales desafectos.

· Marginando a aquellos que consagraban sus vidas a los principios.

· Disfrazando la relación entre los compromisos y la realidad.

· Encumbrando dirigentes adictos, normalmente no preparados para asumir responsabilidades.

· Contemplando como lógicas, barbaries de marginales y delincuentes.

· Conmoviendo los basamentos de las Instituciones, hasta hacerlos parecer innecesarios.

· No alentando la movilidad social para que disminuyan las desigualdades.

El objetivo y resultado: violentar a los más pobres, tomar como rehenes a los más ricos, y comprimir a la clase media entre los extremos.

Los dirigentes y la sociedad deben preguntarse:

¿Somos civilizados?

J. Casas

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