¡ CUIDADO CON LA ANSIEDAD !
¿Quién no ha tenido que lidiar alguna vez con un cliente o jefe ansioso que todo lo quiere ya mismo como si el mundo fuera a desaparecer de un día para el otro...?
La Ansiedad afecta a millones de personas en el planeta y no es una cifra que podamos dejar escapar alegremente de nuestra mente, pues si no tomamos en serio la gravedad de esta patología llegará un momento en el que las sociedades, más puntualmente las del sector occidental, entrarán en una etapa terminal irreversible de caos generalizado.
Los compradores o consumidores compulsivos son víctimas de esta enfermedad. La compulsión siempre está presente en las vidas de los ansiosos.
La publicidad muestra en las pantallas de TV un nuevo aparato electrónico (por dar un ejemplo) y los ansiosos ya mismo están conectándose por teléfono con los comercios para adquirir dicho producto sin ninguna espera.
En el terreno laboral ocurre algo similar, pues los proyectos deben ser concretados prácticamente en el acto, sin planificación ni demasiado cuidado, ya que lo importante para el ansioso no es la calidad sino la inmediatez.
Evidentemente estamos ante cuadros severos que nadie debería ignorar, porque hemos pasado de un sistema organizado y sano a esta locura actual de hiperactividad destructiva que distancia a las personas entre sí y que atenta directamente contra la calidad de vida de todos.
Son escasas las obras de arte elaboradas compulsivamente que puedan desafiar el paso del tiempo. Se convierten en recuerdos olvidables. Lo mismo sucede con obras literarias o de información editadas contra el reloj. Ni qué hablar de otros productos fabricados sin rigor profesional, nada más siguiendo el impulso de la velocidad, del YA MISMO.
Enfermos de Ansiedad, mezclados entre quienes no padecen esa patología, conforman una sociedad alterada que poco a poco irá perdiendo terreno frente a otras culturas menos adictas al inmediatismo y más estrictas en planificación, meditación y reflexión. Sin embargo este fenómeno no es exclusivo de Occidente, pues Japón, por citar un ejemplo fácilmente verificable, conoce muy bien lo que significa el consumismo compulsivo.
Siempre me ha resultado muy desagradable e irritante trabajar para ansiosos, pues mientras que yo priorizo el nivel desde el inicio mismo del proyecto, ellos pretenden soslayar todas las instancias previas posibles para arrojarse de lleno a la etapa final, en desmedro de la calidad del producto y de las condiciones de trabajo.
Existen ejercicios y terapias para aprender a manejar la Ansiedad, pero como no soy especialista me remito nada más a comentarlo. Los interesados podrán encontrar amplia información, en varios idiomas, recorriendo apropiadamente los sitios de Internet.
Lo que sí me animo a sugerirles, tanto a las personas afectadas por este disturbio como a sus familiares o amigos, es que no dejen de consultar a los profesionales en la materia, pues de lo contrario se habrán de arrepentir por siempre...
ModuS ScientiA
La Ansiedad afecta a millones de personas en el planeta y no es una cifra que podamos dejar escapar alegremente de nuestra mente, pues si no tomamos en serio la gravedad de esta patología llegará un momento en el que las sociedades, más puntualmente las del sector occidental, entrarán en una etapa terminal irreversible de caos generalizado.
Los compradores o consumidores compulsivos son víctimas de esta enfermedad. La compulsión siempre está presente en las vidas de los ansiosos.
La publicidad muestra en las pantallas de TV un nuevo aparato electrónico (por dar un ejemplo) y los ansiosos ya mismo están conectándose por teléfono con los comercios para adquirir dicho producto sin ninguna espera.
En el terreno laboral ocurre algo similar, pues los proyectos deben ser concretados prácticamente en el acto, sin planificación ni demasiado cuidado, ya que lo importante para el ansioso no es la calidad sino la inmediatez.
Evidentemente estamos ante cuadros severos que nadie debería ignorar, porque hemos pasado de un sistema organizado y sano a esta locura actual de hiperactividad destructiva que distancia a las personas entre sí y que atenta directamente contra la calidad de vida de todos.
Son escasas las obras de arte elaboradas compulsivamente que puedan desafiar el paso del tiempo. Se convierten en recuerdos olvidables. Lo mismo sucede con obras literarias o de información editadas contra el reloj. Ni qué hablar de otros productos fabricados sin rigor profesional, nada más siguiendo el impulso de la velocidad, del YA MISMO.
Enfermos de Ansiedad, mezclados entre quienes no padecen esa patología, conforman una sociedad alterada que poco a poco irá perdiendo terreno frente a otras culturas menos adictas al inmediatismo y más estrictas en planificación, meditación y reflexión. Sin embargo este fenómeno no es exclusivo de Occidente, pues Japón, por citar un ejemplo fácilmente verificable, conoce muy bien lo que significa el consumismo compulsivo.
Siempre me ha resultado muy desagradable e irritante trabajar para ansiosos, pues mientras que yo priorizo el nivel desde el inicio mismo del proyecto, ellos pretenden soslayar todas las instancias previas posibles para arrojarse de lleno a la etapa final, en desmedro de la calidad del producto y de las condiciones de trabajo.
Existen ejercicios y terapias para aprender a manejar la Ansiedad, pero como no soy especialista me remito nada más a comentarlo. Los interesados podrán encontrar amplia información, en varios idiomas, recorriendo apropiadamente los sitios de Internet.
Lo que sí me animo a sugerirles, tanto a las personas afectadas por este disturbio como a sus familiares o amigos, es que no dejen de consultar a los profesionales en la materia, pues de lo contrario se habrán de arrepentir por siempre...
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