jueves, noviembre 30, 2006

HICE SONAR A FIREFOX...!

Recorrí cada rincón del planeta buscando solución al aparente déficit de Mozilla/Firefox cada vez que le pedimos que ingrese a sitios diseñados para Internet Explorer, me refiero a su imposibilidad de reproducir algunos sonidos de fondo como los que a menudo se utilizan para realzar los contenidos de las páginas web.

Con ese propósito visité foros especializados y consulté también al oráculo de la botella, pero sin resultados positivos.

Mientras tanto, como solución de compromiso, fui alternando el uso de IE y Firefox de acuerdo a los sitios que visitaba. Imaginarás que es tedioso, irritante y alergénico manejarse de esta forma, ¿verdad?

Mas hoy a la mañana, apenas me levanté del catre, sentí la imperiosa necesidad de intensificar mi búsqueda y no dejarme ganar por la derrota (por favor, en este segmento te agradeceré que reproduzcas en tu compu algún temita musical de la película “La Misión”), así que temblando de emoción (y del julepe que me pegué al resbalar con las ojotas en un sospechoso charco del baño) encendí la PC y puse manos a la obra (no me quedó otra, ahora que mi ex asistente Pamela, en quien he depositado mis superiores miembros hasta hace poco, decidió casarse con un señor mayor, muy enfermito él, dueño de varias empresas de gran nivel).

Te la haré corta, Isaac (léase: “¡Y zácate...!”). Surqué los espacios virtuales de la Gran Red, llegando incluso a un paraje conocido como La Gran P. En este punto me distraje una horita y media (antes me alcanzaba con treinta minutos, ¿será la edad?) y luego, más distendido, retomé la marcha a paso redoblado, cuando de pronto (¡chachán... chachánnn...!) una sutil lucecita se instaló en mi única neurona activa y entonces la existencia adquirió significado pleno dentro de mi alma inquieta.

¡Uuuiiiiiiiiii...! ¡Uuuiiiiiiiiii...! (Violines rusos interpretando “Acto de amor al aire libre en la lujuriosa Siberia invernal”, del famoso compositor Vladímir Kagebe Putin).

Prosigo. La suave y a la vez constante luz que se abría paso entre las escasas raíces de mis cabellos me fue orientando, hasta que al fin, como una explosión de éxtasis largamente esperada, la solución a mi problema me tocó la punta de mi nariz, como diciéndome: “—Acá, chitrulo, acá, ¿no me ves?”

Y la vi. Allí estaba, disimulada entre otras que quizás me hayan desconcentrado anteriormente. No pude evitar que un sordo ruido escapara de mi garganta. Miré para todos lados por si alguien había escuchado mi apagada expresión de triunfo, pero nadie se encontraba cerca, tan sólo ella que me invitaba a instalarla en mi disco.

No dudé, inmediatamente la bajé y habilité con la premura de un adolescente enamorado. Luego la configuré desde el menú Herramientas para que al navegar con Firefox por sitios diseñados para Internet Explorer (hay que agregarlos a la lista), pudieran éstos ser visualizados y escuchados con absoluta normalidad.

¡Tá güeno, chei...!

¿El nombre de la brujita que me resolvió todo?: IE Tab 1.2.0

¿Qué hace IE Tab?: Te habilita a utilizar el motor de Internet Explorer embebido dentro de Mozilla/Firefox.

Si te interesa vivir una experiencia similar a la mía, podés intentarlo haciendo clic aquí.

¡Buona fortuna...!

L@mpo M@l@test@

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