domingo, mayo 21, 2006

IMPRESIONES DE UN TURISTA

Recién he regresado a mi tierra natal, España, luego de casi seis meses de convivencia con un pueblo pluralista en casi todos los aspectos que más nos interesan a todos, como lo son las ideas, las religiones, las razas, las opiniones, la cultura, el arte, la libertad.

Un pueblo que me ha fascinado. Personas de diferentes tonos de piel; cabellos azabaches, castaños, rubios, rojos; ojos renegridos, caramelo, verdes, celestes, grises; de aspecto aborigen, asiático, europeo, etc., con variantes propias del entrecruzamiento de razas que los caracteriza.

Gentes que van y vienen sin atender demasiado cómo es que se visten sus vecinos circunstanciales de bus o veredas o confiterías o paseos. Tolerantes y alegres, aunque enfáticas y apasionadas, estas personas son un ramillete de flores multicolor en medio de tanto gris que abunda en otras partes del mundo.

Debo confesar que me he enamorado perdidamente de ese país y de su pueblo. Sin embargo, aunque mucho me he esmerado por lograrlo, aún no he podido comprender el porqué del inconcebible contraste social que está en evidencia a toda hora y en todo sitio en tan rico y potencial territorio de América del Sur.

También he notado un gran retroceso, comparado con lo visto hace unos treinta años en ocasión de mi primera visita a ese país, en la educación promedio de la gente. Me ha parecido estar ante una versión devaluada, en ese aspecto puntual, del culto pueblo que décadas atrás provocara la admiración y envidia de muchos.

Mucho tendría para decir de mis impresiones como viajero, pero no es mi propósito convertir este espacio en una bitácora personal. Deseo que ese pueblo atrapante, bullicioso y a la vez melancólico, amistoso y de infinita generosidad, pueda superar esta etapa tan confusa de reacomodamiento y llegue a ser, porque lo merece, muy próspero y feliz...

Eugenio López Ynfante

Etiquetas: